Paradójicamente, todas las fotografías de Valentina son al mismo tiempo generales y específicas: propiedad pública y propiedad privada.

PODRIA DECIRSE que sigue siendo linda, con su cuerpo delgado y poco formado, como si fuera una niña que aún no conoce los placeres que la vida le tiene deparados. Cuesta de creer que tenga 20 años, pero la verdad es que tiene 27, y ya lleva muchos años prosperando como top model de artículos de moda.

La vida de un maniquí es corta, y por eso antes de que la edad la alcance Valentina ha decidido comenzar una profesión secundaria posando para desnudos artísticos, lo cual le da la muy grata libertad de expresar sus propios sentimientos. En el mundo de la moda la modelo es como un anuncio ambulante provisto de dos piernas con tacones. En cambio, como modelo de desnudo a una le está permitido expresarse: ya no formas parte de la foto, sino que tú misma eres la foto.

Valentina trabaja en muchas sesiones fotográficas con su esposo, un fotógrafo de la industria del cosmético.